En esta edición se han desarrollado ocho trabajos sobre distintos ámbitos de investigación.

Bajo el principio de que la adaptación al cambio climático debe ser económicamente eficiente, socialmente aceptable y medioambientalmente sostenible, la Cátedra de Cambio Climático –adscrita al IIAMA-UPV (Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València) y patrocinada por la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio, ha presentado los resultados de los proyectos realizados en el marco de sus becas formativas.

Los ocho trabajos desarrollados en esta edición ponen de relieve el compromiso y la capacidad innovadora de los estudiantes de la Universitat Politècnica de València (UPV).

“Estas becas formativas han permitido a los estudiantes participar activamente en la investigación y el desarrollo de soluciones prácticas frente al cambio climático, enfrentando desafíos tanto ambientales como socioeconómicos”, explicó Manuel Pulido, director de la Cátedra de Cambio Climático.

Trabajos desarrollados


Entre los proyectos realizados se encuentra el aprovechamiento de residuos cerámicos provenientes de demoliciones para la fabricación de hormigones de bajo impacto ambiental. Esta iniciativa busca fomentar la economía circular en la industria de la construcción, reduciendo tanto la generación de residuos como el uso de recursos naturales.

Además, se ha llevado a cabo un exhaustivo análisis técnico de las alternativas disponibles para la gestión de residuos sólidos urbanos (RSU), planteando escenarios que integran tecnologías mixtas para maximizar la eficiencia y reducir el impacto ambiental.

En el ámbito de la valorización de residuos, se ha investigado el potencial de la codigestión de microplásticos con fangos de depuradora. Asimismo, se han realizado mediciones para minimizar las emisiones atmosféricas de digestatos durante la producción de biogás, contribuyendo así a una gestión más sostenible de los residuos orgánicos.

Otro de los estudios ha evaluado el impacto del cambio climático en el cultivo de cucurbitáceas, un grupo de plantas fundamental para la agricultura valenciana. En línea con la eficiencia energética, se ha investigado la optimización de sistemas de bombeo mediante el uso de energía fotovoltaica.

Además, se ha trabajado en el desarrollado de un sistema de sensores para monitorizar el efecto del cambio climático en el agua del litoral valenciano. Estos sensores permiten evaluar cambios en la temperatura, salinidad y otros parámetros clave, facilitando la implementación de medidas de protección y conservación del entorno marino.

Por último, se ha abordado el diseño sostenible de los monumentos de Fallas, mediante una propuesta de racionalización de las estructuras internas.

Impacto en la Comunitat Valenciana


Uno de los elementos más destacados de las becas de esta edición ha sido su enfoque multidisciplinar, orientado a proporcionar una formación especializada que capacite a los futuros profesionales para desarrollar estrategias efectivas de mitigación y adaptación al cambio climático. Esta formación resulta clave para impulsar la transformación del sistema productivo hacia un modelo más resiliente y sostenible.

“Es fundamental que las nuevas generaciones de ingenieros y científicos estén preparadas para enfrentar los retos del cambio climático con un enfoque basado en el conocimiento y la innovación”, concluye el Dr. Pulido-Velázquez.